Pez león es el nombre común que se da a 10 especies de peces venenosos del género Pterois. Este pez se ha hecho célebre por la dañina invasión que están llevando a cabo en el Mar Caribe y que se extiende hasta Norteamérica.
Los peces león son fácilmente reconocibles por su patrón de color a rayas verticales oscuras que van del marrón al negro mezcladas con otras más claras o blancas. Pero lo que llama la atención de este pez, más que su colorido, son sus aletas, tanto la anal como la caudal, pectorales y dorsales, muy largas y cargadas con espinas venenosas. Sin duda este animal no se puede tildar de traidor ya que avisa constantemente de su toxicidad y peligrosidad.
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Son peces de tamaño medio, de los 6 centímetros del más pequeño del género a los 42 cm. Pero los que habitualmente asociamos a la imagen de pez león, la especie Pterois Volitans, miden unos 38 cm y pueden pesar hasta 480 gramos.
El pez león es originario de los arrecifes coralinos del Asia-Pacífico, en los países alrededor del Triángulo de coral, en el Índico hasta el Mar Rojo, habitando entre los 4 y los 120 metros de profundidad.
Pez león en Ras Mohammed, Mar Rojo. Imagen de albert kok
El veneno del pez león
Los peces león son animales venenosos que utilizan sus toxinas situadas en las espinas de sus aletas (principalmente en la dorsal) como método de defensa ante depredadores. Cuando se sienten amenazados muestran a su atacante la aleta dorsal (que cuenta con 18 espinas venenosas) para tratar de disuadirle. Los efectos de su veneno, que es inoculado cuando se presionan sus espinas y la cantidad descargada será proporcional a la presión que recibe, tal y como hacen otros peces venenosos como el pez piedra, hace que tenga más posibilidades de no ser engullido por sus depredadores. Su veneno no es mortal para los seres humanos, salvo para aquellos que sean alérgicos a sus toxinas, pero la picadura es muy dolorosa y causa náuseas, fiebre e incluso vómitos. El tratamiento ante una picadura de un pez león es, ante todo suspender la inmersión o baño, lavar la zona afectada con agua caliente hasta 30ºC y acudir a urgencias donde eliminarán los restos de las espinas y aplicarán tratamiento específico.
Una invasión de difícil solución
Aún no se sabe con exactitud cómo los peces león se adentraron en el Atlántico occidental hasta ocupar el Caribe y gran parte de la costa este estadounidense. Hay varias teorías respecto al inicio de la invasión y se cree que comenzó a principios de la década de 1990 cuando el huracán Andrew destruyó un acuario en el sur de Florida liberando seis peces león en Biscayne Bay.
Otras fuentes apuntan a que ya en 1985 se detectaron peces león alrededor de Florida posiblemente porque aficionados a la cría de peces en acuarios arrojaron al mar varios ejemplares de pez león. El caso es que, en los últimos 20 años, los peces león han llegado a habitar un territorio muy vasto, desde el Cabo Hatteras (Carolina del Norte, Estados Unidos) hasta Colombia, ocupando todo el Caribe.
En su hábitat natural, en el Índico y Pacífico, los peces león tienen depredadores naturales como grandes morenas, peces ballesta, peces sapo, tiburones, meros, tamboriles y diferentes especies de peces escorpión que se alimentan de ellos como una especie más de los habitantes del arrecife.
Pero en el Atlántico y el Caribe los peces autóctonos prefieren seguir comiendo las especies de las que siempre se han alimentado antes que de ese nuevo ser con aspecto temible y del que algunos seguro que después de una primera experiencia prefieren no volver a intentarlo. Aunque ya hay tiburones o grandes meros que se los comen, el Atlántico y el Caribe guardan presas mucho más apetecibles y sencillas de cazar.
Causas de la plaga del pez león
Esta, la falta de depredadores naturales, es una de las principales causas de que el pez león se haya convertido en una peligrosa plaga tan rápidamente. Para tratar de paliar este grave problema varios expertos están enseñando a los tiburones en Roatán, Honduras, a comerse a los peces león, mostrándoles que es una fuente de alimento más, como ya comentamos en este post. Y ya se pueden encontrar vídeos donde otras especies, como grandes meros o morenas, se alimentan de ellos, pero desgraciadamente no es común.
Otras de las razones por las que el pez león se ha convertido en plaga es por su propia naturaleza ya que son depredadores muy voraces que además se alimentan, entre muchos otros, de pequeños peces y alevines de posibles depredadores, como los meros. Los peces león además se reproducen durante todo el año, crecen muy rápidamente, viven hasta 15 años y son hábiles y rápidos cazadores, capaces de engullir todo tipo de presas.
Esta capacidad para la supervivencia y desarrollo de este pez ha hecho que en algunas zonas del Caribe, en solo 4 años, el aumento de la población de peces león se haya incrementado hasta un 700%, principalmente de la especie Pterois Volitans.
La lucha contra una plaga implacable
Desde hace años muchas organizaciones tanto locales como internacionales están tratando de atajar una plaga que está causando graves daños tanto ecológicos como económicos a zonas volcadas con el océano y del que dependen muchas personas.
Estos esfuerzos están llegando al punto que en más de un parque marino protegido de Florida, y desde 2010, se da vía libre a los buceadores para matar cuantos peces león puedan en cada una de sus inmersiones. Licencias que también se dan en parques de Cozumel u Honduras, donde algunos buzos han llegado a acabar con hasta 8 ejemplares en cada inmersión.
Otro tipo de actividades que se están llevando a cabo para paliar esta plaga es la elaboración de campañas para el consumo de peces león y así fomentar la pesca comercial de esta especie, con la edición de libros de cocina y recetas específicas de elaboración de platos con pez león, o se solicita a buceadores que informen, cada vez que realicen una inmersión, de las zonas, puntos de buceo y número de peces león descubiertos para tratar de dirigir los esfuerzos en la pesca de estos peces.
Efectos de la plaga del pez león
Los efectos nocivos de la plaga del pez león, tras casi 20 años en un territorio que no es el suyo, se están viendo ya, en el futuro pueden aún más dañinos y muchos estudios revelan que la cadena trófica está viéndose dañada.
Por un lado el carácter territorial del pez león está haciendo que algunas especies nativas estén abandonando sus zonas de alimento y cría reduciendo su población y la de otras especies que vivían de ellos. Por otro lado, la paulatina pérdida de diferentes especies de peces del Caribe está dañando gravemente el equilibrio del ecosistema. Simplemente como ejemplo, entre las especies encontradas en el estómago de peces león estudiados se encontraron el pez abuela real (Gramma Loreto) o el Apogon aurolineatus y varias especies de doncellas, o peces loro como el Scarus iseri, todos ellos se alimentan de algas y la falta de este tipo de peces favorece el crecimiento incontrolado de algas perjudicando seriamente a los corales al impedir la entrada de luz en los arrecifes.
Otras especies por las que siente predilección el pez león son los juveniles de Haemulon plumierii, conocido como corocoro, chac-chí, ronco arará o ronco margariteño, que tiene gran presencia en mercados locales y del que viven muchos pescadores o incluso la langosta del caribe, Panulirus argus, que el pez león se come en su estado más joven dañando seriamente la población de esta langosta, principal exportación alimentaria de las Bahamas.
Hay diversos estudios que ya cifran en un 80% la pérdida de biodiversidad en algunas zonas por la presencia del pez león, efecto que también es posible que afecte a la industria del turismo de buceo ya que muchos buceadores se decidirán por otros destinos al haber poca biodiversidad, poco coral y demasiado pez león.