El tiburón blanco (Carcharodon charcharias) es un elasmobranquio de la familia lamnidae, el único del género carcharodon que aún podemos encontrar en nuestros mares y océanos.
Este gran depredador puede alcanzar un máximo de 6 metros y sobrepasar las dos toneladas de peso. La imagen de asesino de seres humanos que tenemos asociada a este animal corresponde más a la leyenda fomentada por la película “Tiburón” (Jaws, 1975) que a la realidad. De los 100 ataques anuales que se producen por tiburones en todo el mundo, un tercio son atribuibles a los grandes tiburones blancos y la mayoría de ellos no son fatales.
Los tiburones blancos obtienen su nombre común por el color de su vientre, completamente blanco como la mayoría de tiburones, siendo su zona dorsal gris con tonos azules. Su boca, arqueada, es una de sus características definitorias. Siempre se encuentra abierta ya que necesita mantener flujo continuo de agua para poder respirar y mantenerse a flote. A ello le sumamos que cuenta con hasta 300 dientes distribuidos en varias filas siempre visibles a través de su boca y tenemos esa imagen de temible máquina de matar humanos perfecta para una sesión de cine de terror.
Camisetas para amantes de los tiburones blancos
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La terrorífica boca del tiburón blanco puede albergar hasta 300 dientes
Gracias a su potente aleta caudal pueden alcanzar grandes velocidades de hasta 15 millas por hora permitiéndoles desarrollar una técnica de caza muy efectiva. Desde profundidades de varios metros sorprenden a sus presas que se encuentran en la superficie dirigiéndose a ellas con gran velocidad y potencia, saliendo de la superficie del mar varios metros incluso.
Los tiburones blancos han sobrevivido como especie durante millones de años gracias a su excepcional sentido del olfato capaz de detectar sus presas a kilómetros y a unos órganos llamados “ampollas de Lorenzini” con los que pueden detectar los campos electromagnéticos generados por los pequeños animales. Sus principales presas son los leones marinos, focas, pequeñas ballenas, tortugas marinas, y carroña.
El tiburón blanco habita aguas frías y costeras de todo el mundo, siempre buscando corrientes cargadas de alimento que atraigan a sus presas, incluido el Mediterráneo, donde el tiburón blanco se adentra en busca del atún rojo. Las zonas en las que el gran blanco se encuentra en mayores concentraciones son: Mar de Cortés e Isla de Guadalupe en México, Florida, Cuba y la Costa Este de Estados Unidos, Terranova, archipiélagos del Pacífico como Hawaii, Fiyi y Nueva Caledonia; Australia, Tasmania y Nueva Zelanda, norte de Filipinas, Seychelles, Maldivas y Sudáfrica.
Debido a su gran distribución no existen datos fiables sobre su población pero los científicos coinciden en que su número está disminuyendo precipitadamente debido a la sobrepesca y la captura accidental en redes. Hoy se le considera una especie en peligro de extinción.
Los tiburones blancos no cuentan, debido a su tamaño, fuerza y agresividad, con muchos depredadores. Solo las orcas se atreven a caza estos animales, pero únicamente a los más jóvenes.
¿Te has quedado con ganas de más? No te pierdas nuestro artículo de mitos y curiosidades acerca de los tiburones blancos.