Morfología de los delfines
Los delfines tienen un cuerpo fusiforme ágil y adaptado para nadar a gran velocidad gracias también a los potentes músculos que mueven su aleta caudal. Por su parte las aletas pectorales, junto con la sección de cola, proporcionar control direccional y la aleta dorsal, en aquellas especies que tienen, proporciona estabilidad. A pesar de que varía según las especies, los patrones básicos de coloración son los tonos grises, por lo general con la zona ventral más clara, y a menudo cuentan con líneas y manchas que contrastan con el color principal.
Su cabeza contiene el melón, un órgano redondo usado para la ecolocalización. En muchas especies las mandíbulas alargadas forman un pico distintivo, como el delfín nariz de botella (Tursiops truncatus) cuya boca curvada simula una sonrisa, y otras especies pueden llegar a tener hasta 250 dientes. El cerebro del delfín es grande y muy complejo, diferente de la estructura de la de la mayoría de los mamíferos terrestres y es considerado como uno de los animales más inteligentes de la Tierra.
La mayoría de estos mamíferos tienen la vista muy desarrollada, tanto dentro como fuera del agua, y pueden oír frecuencias diez veces o más por encima del límite superior del oído humano adulto. El sentido del tacto del delfín también está muy desarrollado, con densas terminaciones nerviosas en la piel, especialmente alrededor del hocico, las aletas pectorales y la zona genital. Sin embargo los delfines carecen de un nervio olfativo se cree que no tienen sentido del olfato. Eso sí, tienen sentido del gusto y muestran preferencias por ciertos tipos de alimentos.
Comportamiento de los delfines
Los delfines son capaces de realizar una amplia gama de sonidos utilizando sacos aéreos nasales situados justo debajo del espiráculo. Alrededor de tres categorías de sonidos pueden realizar los delfines: silbidos, sonidos de frecuencia modulada y chasquidos. Los delfines se comunican con sonidos producidos por la vibración del tejido conectivo, de forma similar que los humanos utilizan las cuerdas vocales. Los chasquidos son direccionales y los utilizan para la ecolocalización, aumentando la frecuencia de esos chasquidos al acercarse a un objeto de interés.
Los delfines saltan de vez en cuando por encima de la superficie del agua y en ocasiones realizan figuras acrobáticas. Aunque no se sabe a ciencia cierta la finalidad de estas acrobacias se cree que sirven para una mejor localización de los bancos de peces ya que con estos saltos pueden localizar grupos de aves lanzándose en picado a por esos bancos. Otros motivos posibles de esos saltos pueden ser la comunicación con otros delfines, la limpieza de parásitos o simplemente por diversión.
Los delfines son animales sociables y viven en manadas de hasta una docena de ejemplares. En lugares con una gran abundancia de alimento los grupos llegan a fusionarse temporalmente creando agrupaciones pueden superar los 1.000 delfines. Los individuos de estos grupos se comunican utilizando una variedad de sonidos como chasquidos, silbidos y otras vocalizaciones.
Los delfines tienen curiosos comportamientos sociales que dan muestra de su gran inteligencia. Por ejemplo se han visto delfines cuidando de otros de su misma especie con heridas o enfermos e incluso ayudándoles a subir a respirar. Este altruismo no parece estar limitado a su propia especie ya que hay documentos que aseguran que el delfín Moko en Nueva Zelanda ha sido capaz de guiar una hembra de cachalote pigmeo (Kogia breviceps) junto con su cría varada e incluso se les ha visto protegiendo a nadadores de tiburones que nadaban en círculos alrededor de los bañistas.
Alimentación de los delfines
Los delfines son carnívoros, siendo su principal fuente de alimento los peces y calamares aunque la orca y la falsa orca (Pseudorca crassidens) también se alimentan de mamíferos marinos. Un método común de caza se realiza en grupo, reuniendo un banco de peces y donde los delfines se turnan para capturar los ejemplares. En algunas partes del mundo, los delfines comunes se alimentan de noche buscando las especies que suben a la superficie durante ese momento del día. Los delfines comunes son auténticos especialistas trabajando en equipo para conseguir alimento cierran los bancos entre ellos para poder alimentarse más fácilmente.
Durante la migración anual de la sardina desde Ciudad el Cabo en Sudáfrica y recorriendo la costa hacia el norte, millones de estos pequeños peces buscan alimentarse del plancton y es entonces cuando los delfines se coordinan para saciar su hambre trabajando en equipo para alimentarse de miles de sardinas. A este festín también se unen los tiburones, ballenas e incluso aves.
Los delfines tienen pocos enemigos naturales. Para la mayoría de las especies de delfines más pequeñas sólo unos pocos de los tiburones más grandes, como el tiburón toro, el tiburón tigre o el tiburón blanco representan un riesgo potencial, especialmente para las crías. Algunas de las especies más grandes como las orcas también se alimentan de pequeños delfines, pero es poco común.Las principales amenazas de los delfines provienen del ser humano, especialmente en algunas especies de delfines de río como el delfín del río Amazonas (Inia geoffrensis)o el del Ganges que se encuentran en peligro crítico de extinción. Los pesticidas, metales pesados, plásticos y otros contaminantes industriales y agrícolas están envenenando a muchas especies de delfines. Las lesiones y muertes por colisiones con embarcaciones, especialmente con las hélices, también son comunes.
Delfín rosado del Amazonas. Imagen de Kevin Schafer.
Diversos métodos de pesca y las redes a la deriva matan directamente a muchos de estos mamíferos y la captura accidental supone un riesgo para muchas poblaciones de delfines. En algunas partes del mundo, como Taiji en Japón y las Islas Feroe, los delfines se han considerado tradicionalmente un alimento y son cazados para la comercialización de su carne.
Otras interferencias humanas en la vida de los delfines son los fuertes ruidos subacuáticos como el sonar o proyectos de construcción en alta mar como parques eólicos son perjudiciales para los delfines propiciando enfermedad descompresiva al obligarles a subir a la superficie demasiado rápido para escapar de esos ruidos.