Cuenta la leyenda del Popol Vuh, la "Biblia" de los mayas, que los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué dieron con la pista de juego de pelota que su padre construyó. Al jugar en ella, molestaron tanto a los Ajawab, los Señores de Xibalbá que viven en el subsuelo, que fueron enviados al Inframundo. Después de superar diferentes pruebas a vida o muerte donde los gemelos mostraron todo su ingenio y valor. Vencieron heroicamente a los Ajawab y los dioses convirtieron a los gemelos en el Sol y la Luna.
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Ese Inframundo, Xibalbá ("lugar oculto" en el idioma de los mayas), es visitado por miles de buceadores todos los años cada vez que se sumergen en los cenotes.
Los cenotes son tan especiales por lo que esconden y desconocemos como por lo que podemos ver y sentir sumergidos en ellos. Bucear en los cenotes es adentrarse no solo en la mitología maya. También es entrar en el alma de una de las más extraordinarias y longevas culturas que han poblado el planeta.
Igual que la existencia del Imperio Egipcio hubiera sido imposible sin las crecidas del Nilo, el imperio Maya tuvo en los cenotes un elemento indispensable. Imprescindibles para su desarrollo y supervivencia como civilización durante nada más y nada menos que 30 siglos. Importantes ciudades del imperio como Chichén Itzá o Mayapán existieron gracias al agua de los cenotes. Sin ellos, los mayas no hubieran podido contar con tanta agua dulce en una zona, la Península del Yucatán, que carece de ríos o embalses.
Las primeras civilizaciones de nómadas que se adentraron en esta península hace 9.000 años. Se asentaron suponemos que maravilladas al dar con un vergel con tanta agua potable disponible. No en vano la península de Yucatán cuenta con uno de los cuerpos de agua dulce más grandes del planeta. Dispone de alrededor de 4.000 cenotes descubiertos, pero se cree pueden multiplicar por 100 los que se desconocen.
El precio de la lluvia
A los mayas se les atribuyen muchos avances, sobre todo en el periódico clásico, el de mayor apogeo. Entre los siglos 250 a. C. al 900 d. C tuvieron sobresalientes avances en medicina, arquitectura, escritura, comercio, astronomía o matemáticas. Pero también, como otras culturas occidentales como la cristiana, destacaron por su falta de escrúpulos a la hora de pedir favores y agradecer a sus dioses. También su crueldad con los derrotados en guerras fue sobresaliente. Los cenotes fueron un terreno ideal para todo tipo de ofrendas y castigos.
En los cenotes residía Tláloc, el dios maya de la lluvia, al que el pueblo acudía cuando el agua escaseaba. Diferentes expediciones arqueológicas llevadas a cabo en distintos cenotes demuestran que las ofrendas encontradas eran utilizadas en rituales en época prehispánica. Se han encontrado huesos humanos, vasijas de cerámica, cuentas de jade, artefactos redondos fabricados en concha (probablemente anteojeras identificadas con atributos del dios Tláloc) o huesos de animales. Se sabe que durante siglos IX y X los mayas padecieron dos periodos de gran sequía en la región. Y también se tiene constancia de muchos restos en forma de ofrendas dedicadas al gran Tláloc durante aquella época.
Restos encontrados en el cenote sagrado de Chichen Itzá en su primera expedición arqueológica
Uno de los rituales más conocidos en relación a los cenotes era el denominado "Chen Ku". Este ritual consistía en arrojar víctimas a sus aguas, como en el conocido caso del Cenote Sagrado de Chichén Itzá, también denominado también "cenote Chenkú". La leyenda, otra vez, dice que durante ciertas fiestas se elegían sirvientes y niños para el sacrificio. Para que los dioses de la fertilidad proveyesen de buenas cosechas y sanos vástagos. En las diversas exploraciones realizadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en los años 60 se recuperaron los restos esqueléticos de por lo menos 42 individuos. Pero se estima que la cantidad de individuos que yacen bajo sus aguas deben ser mucho mayor.
Si alguna vez vas a bucear en un cenote piensa que no estás buceando "en una simple cueva de la selva", estás buceando en la historia de los mayas. Estás adentrándote en un mundo único de leyendas, mitos y fantasías vitales para los habitantes de la península del Yucatán durante 30 siglos.
Fuentes: