Bucear en los cenotes de Yucatán es una experiencia única. No hay nada que se pueda comparar a este tipo de buceo. Por un lado, te encuentras buceando en agua dulce a través de estalactitas y estalagmitas que la naturaleza ha ido esculpiendo pacientemente durante millones de años. Por otro lado, estás en un lugar sagrado para una de las civilizaciones más longevas que nunca ha existido, la maya. Para ellos los cenotes eran una fuente de vida de la que obtenían agua dulce. Tan importantes eran los cenotes para los mayas que durante durante siglos les han estado ofreciendo sacrificios humanos para agradecer a los dioses el proveerles de agua dulce.
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Un cenote es una depresión en la roca inundada de agua dulce que, debido a la erosión o al derrumbe de la superficie, ha abierto un hueco en una caverna proporcionando acceso a ella desde el exterior. En México, solo en la península del Yucatán, podemos encontrar más de 3.000 de estas formaciones geológicas. Y lo más interesante de ellos es que se pueden recorrer buceando.
Al contrario de otro tipo de buceo en México donde lo más destacado es su fauna y flora, el atractivo del buceo en cenotes es tanto su historia como las formaciones geológicas y la increíble luz de la que podemos disfrutar. Miles de tonos diferentes de azul, preciosos reflejos los de rayos de sol o los espectaculares cambios de densidad y color del agua que producen las haloclinas (mezcla de agua dulce y salada) son las estrellas de este tipo de inmersión.
Si bien el buceo en cenotes es muy popular y miles de buceadores acceden a ellos cada año, no es adecuado para buceadores novatos ya que requiere de cierta experiencia. El control de la posición y flotabilidad son muy importantes ya que se realizan constantes subidas y bajadas a lo largo de la inmersión. Debemos mantener una posición perfectamente horizontal, evitando que las piernas caigan y agiten los sedimentos del suelo de la caverna. Cuanto mejores buceadores seamos más disfrutaremos de este espectáculo y el impacto que produciremos en esta maravilla de la naturaleza será menor.
Cenote Chac-Mool
Este cenote cuenta con dos salas, la primera es relativamente grande y recibe una luz extraordinaria que proporciona mil reflejos cambiantes. En la segunda sala parte del techo se ha derrumbado bajo una cúpula de aire donde los buceadores pueden emerger para disfrutar de dos diferentes niveles de bellas estalactitas. Este cenote acoge a la mayor estalactita bajo el agua de todo el mundo, con 13 metros de longitud.
A lo largo de la abertura de la entrada principal podemos bucear entre troncos y ramas de árboles que han conseguido abrirse paso a través de las rocas para obtener humedad. El espectáculo de “rayos láser” que se produce en este cenote durante los días soleados es increíble. A ello hay que añadir las haloclinas de este cenote que producen unos fascinantes efectos visuales.
Cenote Kukulcan
Este cenote cuenta con unos efectos de luz únicos que parece increíble que se produzcan de manera natural. El acceso al cenote Kukulkan se realiza a través de un precioso estanque en un extremo del cenote. A muy pocos metros se encuentra una haloclina en la que te recomendamos dirigir la luz de tu linterna para poder admirar los reflejos que se proyectan sobre las paredes de la caverna. Los efectos de luz de este cenote son impresionantes, mira hacia el techo de la entrada y tómate un rato para admirar los colores del arco iris.
Cenote Dos Ojos
El Cenote Dos Ojos es probablemente el cenote más popular de México. Esa popularidad la ha conseguido al ser accesible a todo tipo de buceadores por su poca profundidad, porque permite observar alucinantes efectos lumínicos a través de las entrada de luz, el tiempo de fondo es mucho con lo que permite disfrutar más tiempo de la inmersión y porque cuenta con preciosas columnas de eslatagmitas y estalactitas que decoran todo el sistema. Dos ojos tiene dos aperturas a la cueva muy cercanas la una a la otra. Este cenote asegura una visibilidad excelente y unos efectos lumínicos, sobre todo en el segundo ojo, espectaculares.
Cenote el Edén
Lo primero que encontramos al llegar a este cenote (conocido también como Ponde Rosa) es una enorme superficie de agua que nos hace pensar que han situado una piscina gigantesca en medio de la selva. Las diferentes cavernas que tiene este cenote son morada de muchos peces tropicales y anguilas que nadan alrededor de corales fosilizados en este agua de casi infinita visibilidad . Aquí podemos admirar una haloclina que se extiende hasta 10 metros y los buceadores más técnicos y aficionados a las cuevas tienen un lugar donde inspeccionar multitud de cavernas. Es un paraíso no solo para los buceadores, también lo es para aquellos que quieran experimentar la increíble sensación de nadar en un lugar sagrado rodeado de rocas y árboles selváticos.
Cenote Chickin-Ha
El cenote Chikin-Ha conecta varios cenotes a través de un sistema de más de 10 kilómetros de pasajes submarinos. Alcanzando una profundidad de 10 metros podemos encontrar otra haloclina extraordinaria que no solo nos impactará por la belleza de los contrastes lumínicos, también por la diferente temperatura, flotabilidad e ¡incluso sabor! En este cenote también destacan las increíbles raíces de árboles centenarios que se han peleado con las rocas durante años para hacerse un hueco entre ellas. Durante los días soleados se producen unos efectos de luz únicos entre los cenotes.