La regulación iniciada por la Unión Europea así como de la ONU a principio de este siglo daban alas a la lucha por la defensa de los océanos y más concretamente de los tiburones. Estas directivas son importantes para evitar que la industria pesquera acabe con uno de los depredadores más importantes del océano, el tiburón, y necesarias para concienciar a la Humanidad de la necesidad urgente de la defensa de la vida marina.
El primer escalón para salvar el océano tiene que pasar por explicar a los ciudadanos la importancia de contar con un océano sano. De la buena salud del océano depende la propia supervivencia de nuestra especie y del resto de seres vivos que pueblan este planeta, tanto los que habitan en el mar como los que viven en tierra firme. Sin un océano sano la vida en la Tierra será imposible.
Hay hechos que deberían aterrarnos pero ante los que somos indiferentes: la mitad de los arrecifes de coral han muerto, el 90% de las poblaciones de grandes depredadores ha desaparecido, los manglares están siendo destruidos para crear complejos turísticos, muchos países pobres económicamente ven desaparecer su sustento básico en manos de grandes compañías pesqueras con las que no pueden competir, la biodiversidad de nuestro Mediterráneo es ya la más amenazada del planeta… ¿sabemos cuáles son las consecuencias de la destrucción del medio marino?
Un ecosistema perfectamente equilibrado
Vamos a poner un ejemplo bastante explicativo. Considera al océano el sistema circulatorio de la Tierra: nos proporciona oxígeno, alimento, defensa ante inclemencias, almacena y limpia nuestros deshechos en forma de CO2 y estabiliza la temperatura del planeta. Por si fuera poco, nos regala agua a través de la lluvia y es el hogar del 97% de las especies que pueblan este planeta. Para que ese sistema circulatorio nos dé estos beneficios ha de estar vivo y para ello tiene que mantener todos los eslabones de la cadena trófica oceánica unidos. Desestabilizar o romper uno de esos eslabones pone en peligro su salud y la nuestra.
"Sólo se protege aquello que se ama"
Esta frase, pronunciada por Jacques Cousteau, toma cada vez más cuerpo. ¿Cómo hacemos que las generaciones futuras amen el océano? ¿Saben los más pequeños lo importante que la vida marina es para su futuro? La mayoría de los niños y jóvenes tienen contacto con el mar una vez al año desde la costa, en vacaciones, en playas atestadas. Para ellos el mar es un juego, un lugar accesorio del que solo se acuerdan cuando llegan las vacaciones. Pocos de ellos se acercan a la pescadería, la merluza son unas barritas que salen del congelador. Otros tienen contacto con las especies marinas a través de delfinarios o zoológicos y los más afortunados tienen un tubo y unas gafas para ver un par de peces. La gran mayoría sabe que existe vida bajo el mar a través de la película Nemo. ¿Cómo podemos enseñar a los niños a amar la fauna submarina y comprender su importancia?
¿Por qué no se enseña en los colegios la importancia del mar para nuestra supervivencia? ¿No hay organizaciones que vayan de colegio en colegio explicándoles por qué tenemos que proteger la vida marina?
¿Y si en el resto del mundo enseñásemos a los niños a bucear, a descubrir el mar más allá de la orilla, a amar la fauna submarina para comprender la necesidad de protegerla? Mostrar las especies marinas a través de delfinarios con animales confinados no es la mejor de las soluciones. Los niños necesitan saber de dónde viene el pescado que comen, qué consecuencias tiene para su salud la contaminación de los mares, por qué no se puede permitir la sobrepesca o de dónde obtenemos el oxígeno que respiramos.
Esquilma que algo queda
La Comisión Ballenera Internacional se creó en 1946, cuando la industria ballenera llevaba casi un siglo trabajando a pleno rendimiento. No fue hasta la década de los 70 cuando se empezó a concienciar a ciudadanos y gobiernos de la necesidad de proteger a los cetáceos. En menos de un siglo se llevó a la práctica desaparición a la ballena gris, que se empezó a proteger en los 40 y hoy solo contamos con alrededor de 20.000 ejemplares. También han sufrido mucho otras especies como la ballena jorobada tiene hoy una población de 80.000 miembros, el 30% de la población existente antes de las cacerías desmedidas. Incluso hemos estado cerca de extinguir a un animal tan majestuoso como la ballena azul, el animal más grande que ha habitado en el planeta y que en 80 años ha visto reducida su población en un 99%.
Camisetas Para Amantes de las Ballenas
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Las ballenas son básicas en la cadena trófica, proporcionando alimento tras su muerte a miles de especies en la región bentónica, creando fitoplancton, fuente de oxígeno y alimento que inicia la cadena. El planeta no puede permitirse la desaparición de las ballenas.
A pesar de estar protegidas, los japoneses siguen matando ballenas bajo un falso propósito científico
Hoy está pasando lo mismo con los tiburones. Hasta que no hemos llegado a masacrar al 90% de su población los gobiernos no han empezado a preocuparse por su permanencia en el planeta… eso sí, los tiburones no pueden esperar un siglo más. El shark finning (traducido por aleteo pero que debería ser traducido directamente por “mutilación”) es una de las más destructivas artes de pesca que ha sufrido el océano en los últimos 50 años. La creciente clase media china está consumiendo sopa de aleta de tiburón en cantidades extraordinarias hasta el punto de llevar a cerca de la extinción a una especie que ha ocupado el planeta antes de la existencia de los árboles. Hace más de 450 millones de años que nadan en los océanos y estamos cerca de extinguir algunas especies.
Considerado un manjar que demuestra el nivel económico ante el resto de la sociedad, la sopa de aleta de tiburón está llenando los fondos marinos de moribundos escualos desmembrados y los bolsillos de pescadores y dueños de restaurantes de frescos Yuanes… a la vez que condena al planeta a una desertificación de los océanos.
España, a la cabeza de pesca de tiburones
Algunos hablan de 70 millones de tiburones asesinados cada año, otros de 100 millones. El caso es que 5 minutos de caprichosa cena están enfermando el océano. ¿Saben esos consumidores que los tiburones son imprescindibles para mantener el equilibrio y la salud del océano? Probablemente no, probablemente es más interesante que sigan consumiendo ese recurso hasta que se agote antes que enseñarles que no deben alimentarse de aleta de tiburón. Lo que probablemente tampoco saben la mayoría de los ciudadanos españoles es que España es el tercer país, en todo el mundo, que más se está esforzando en acabar con los tiburones, principalmente con el tiburón azul.
Incremento de las capturas de tiburón en todo el mundo desde 1950
La ignorancia, codicia y la cultura del beneficio al corto plazo de nuestra especie está desequilibrado un ecosistema que se ha regulado naturalmente durante cientos de millones de años. Pero ¿sabes por qué los tiburones son esenciales para la salud del océano? Su principal valor es que el tiburón es un gran depredador con una alimentación muy variada que ayuda a mantener equilibrio entre especies ya que se alimentan de las variedades más abundantes. Esta forma de alimentación ayuda a nivelar poblaciones entre diferentes especies, evitando invasiones y plagas que desequilibren el ecosistema y permitiendo que haya más biodiversidad. Hay muchas más razones que puedes leer en este antiguo post donde explicamos la importancia de los tiburones en la cadena trófica y su valor para la vida oceánica pero también su valor económico.
El caso de la desaparición de los manglares también demuestra nuestra ignorancia y codicia. Muchos manglares, como en Panamá por ejemplo, están siendo destruidos para crear complejos hoteleros de lujo y puertos donde atraquen yates cargados de dólares… que nunca serán más valiosos para la vida que los propios manglares. Los manglares (extensos bosques de zonas tropicales tolerantes al agua salada) aportan seguridad ante huracanes y maremotos, proporcionan cobijo y una zona de cría a miles de especies tanto de aves como crustáceos o peces, que a su vez sirven de alimento para otros peces y seres humanos. Sin los manglares y con el paso del tiempo esos hoteles de lujo recibirán la fuerza del mar y del viento cuando haya huracanes, los pescadores locales tendrán que buscarse otra manera de sustentar a su familia ya que los peces habrán desaparecido. El resultado es que al final no habrá ni turistas, ni dólares ni manglares, solo desierto.
¡Está vivo!
Los arrecifes de coral son probablemente los grandes desconocidos del océano. La gran mayoría de nosotros ni siquiera sabemos si son animales o vegetales. Y mucho menos qué nos aportan.
Compramos corales como souvenir, dinamitamos arrecifes para que nos resulte más fácil y rápido conseguir pesca, envenenamos el agua asesinando a estos animales y a los que se alimentan o encuentran cobijo en ellos. Calentamos el planeta con nuestros tubos de escape impidiendo a los corales sobrevivir en aguas cada vez más ácidas. Si ni siquiera sabemos qué es el coral jamás se nos ocurrirá preguntarnos cuáles son los beneficios que proporcionan al ser humano, para qué “sirve” el coral o si merece la pena protegerlo.
Los corales son animales que forman comunidades conocidas como arrecifes de coral. Kilómetros de longitud de estas fuertes barreras protegen la costa de marejadas y fuertes oleajes durante huracanes, ralentizan la potencia de las corrientes marinas, exportan nutrientes a los sistemas terrestres, sirven de hábitat para millones de especies marinas (muchas de ellas que consumimos) y generan miles de millones de euros al año en turismo de buceo y snorkel. Pero quizá más importante aún: en los corales viven unas algas que generan más de la mitad del oxígeno que consumimos. Simplemente necesitamos los arrecifes de coral para sobrevivir.
Nuestra ignorancia y poco respeto por aquello que no conocemos ni vemos hace que no sepamos el negativo efecto que tienen las altas emisiones de CO2. Estas emisiones provocan una reducción del pH del agua de mar a escala global, haciendo que el océano sea más ácido, reduciendo la tasa de mineralización de los corales, dificultando así la tarea de los corales de acumular calcio para afianzarse en el arrecife. ¡Estamos haciendo imposible sobrevivir a un recurso básico para el ser humano!
What goes in the ocean goes in you
El atún es uno de los alimentos más sanos que proporciona el mar: contiene grandes cantidades de ácidos grasos omega 3, buenos para el corazón y para las articulaciones que ayudan en la prevención de trombosis y arteriosclerosis, mejoran nuestras funciones cerebrales y reducen el riesgo de enfermedades mentales en la vejez. El atún, además, ayuda a reducir la presión sanguínea y regula y reduce los niveles de colesterol en la sangre. A primera vista parecería un regalo de la naturaleza que deberíamos proteger y aprovechar… a no ser que prefiramos pescarlo hasta la práctica extinción, como en los casos del atún rojo y de aleta azul, o envenenarlo pensando en los beneficios que trae a la economía y no a las personas.
Hemos conseguido que un recurso tan interesante y beneficioso como el atún no sea saludable, como afirma un informe del Mercury Policy Project, que recomienda que los niños coman atún un máximo de una o dos veces al mes para no exceder los niveles seguros de consumo de mercurio que nosotros mismos hemos arrojado al océano. De nuevo la cultura del dinero rápido y el corto plazo.
Por si fuera poco, este gran depredador es necesario que permanezca en nuestros océanos por que mantiene bajo control diferentes poblaciones marinas al alimentarse de todo tipo de presas. Su existencia garantiza un sano equilibrio entre los diferentes niveles de la cadena alimenticia, al igual que los tiburones. Un drástico descenso de la población del atún, que ya estamos empezando a sufrir, tendría efectos muy graves sobre la salud del océano, afectando también directamente a la alimentación de centenares de millones de seres humanos de todo el planeta.
Hay motivos para la esperanza
La legendaria oceanógrafa Sylvia Earle lleva más de 50 años trabajando por concienciar a gobiernos y ciudadanos acerca de la defensa del medio marino y sobre la necesidad de mantener a todos los eslabones de la cadena unidos. Desde que Sylvia empezó a explorar el océano nos hemos comido el 90% de los grandes peces de nuestros océanos y en esta premiada e imperdible charla de TED nos cuenta por qué la vida en nuestro planeta sería imposible si no mantenemos al océano fuerte y sano. No en vano representa el 71% de la superficie terrestre.
El océano demuestra que con respeto y tiempo es capaz de regenerarse de la codicia del ser humano. El atún rojo se está recuperando tras solo seis años de control pesquero, la prohibición de pesca de tiburón es ya una realidad en muchos países como Honduras, Maldivas, Bahamas, Isla de Reunión, México o Estados Unidos (incluso empieza a haber noticias de descenso de la venta de aleta de tiburón en China). La pesca con dinamita es una práctica casi desaparecida y la concienciación y el trabajo de organizaciones como Oceana o Sea Shepherd empiezan a dar sus frutos.
Los gobiernos se plantean, aunque tímidamente, una defensa más férrea de la vida marina y cada semana tenemos noticias de la creación de una nueva reserva marina protegida, pero aún hay mucho que hacer y el trabajo de divulgación por parte de los buceadores y otros amantes del mar es vital para esta labor. Los buceadores tienen un papel crucial en la monitorización y denuncia de la degradación del medio marino y con sus inmersiones nos pueden mostrar qué zonas están sufriendo más desgaste por la sobrepesca, cuáles están perdiendo su biodiversidad o dónde se encuentran las especies invasoras que alteran el equilibrio. Gracias a su trabajo estamos constatando que la biodiversidad del Mediterráneo es la más amenazada del planeta, el primer paso para empezar a protegerla con medidas eficientes.
Da vértigo pensar qué habría en los océanos hace 100, 200 o 1.000 años. Poder ponerte el equipo autónomo de buceo y sumergirte no ya en la barrera de coral si no en la costa española. Enormes bancos de atunes o meros, ballenas, delfines, tiburones, praderas de posidonia kilométricas, todo tipo de crustáceos… No podemos recuperar un espacio que fue virgen, que hemos degradado y que nunca será como antes de la industrialización de la pesca y de la contaminación, pero estamos a tiempo de no destruir para siempre el medio marino para hundir a nuestro planeta en un desierto de agua muerta.