Para el ser humano el océano ha supuesto, además de un accidente geográfico que le proporcionaba alimento, un concepto filosófico. El océano era algo inalcanzable, inexplicable, una idea casi abstracta que siempre hemos asociado a lo desconocido, al fin de la vida e incluso es el lugar donde van a parar las almas de los antepasados en muchas civilizaciones. Pero también, en un plano más práctico, daba acceso nuevas culturas, productos e ideas.
Existen dioses relacionados con el océano en civilizaciones tan lejanas entre sí como la azteca, la griega, germana, filipina, japonesa o hawaiana, cada una de esas deidades con un cometido en favor de los sufridores terrenales, por supuesto. Ya sea defender a los marineros, luchar contra los tsunamis, proveer de buenas capturas o, como en el caso del dios-tiburón Dakuwaqa de Fiji, defender a los pescadores de los demonios marinos. El océano, como cualquier lugar que desconocemos, nos aterra. Da igual de la cultura de la que estemos hablando. No sabemos (o sabíamos) cómo funciona el océano.
Desde entonces, y hasta hace solo 500 años, cuando conseguimos cruzar tras más de 8 meses solo uno de los 5 océanos que forma la gran masa de agua que conocemos como Océano, pocos eran los que habían visto más allá de los 5 Km que distamos del horizonte. Incluso hoy, que podemos sobrevolar océanos, nos maravilla su inmensidad y nos parece incalculable su tamaño.
La única manera posible de hacernos una idea de su inmensidad sería comparándola con zonas acotadas o accidentes terrestres con los que estamos más familiarizados: montañas, ríos, lagos, cañones… elementos más tangibles, que podemos ver, a los que podemos acceder. Así que vamos a tratar de dejar de despejar esa incógnita ¿cuál es el tamaño del océano? ¿Qué espacio ocupa ese 71% restante del planeta?
El océano ocupa 360 millones de Km2, dato que quizá no te diga mucho, como tampoco aporta nada el que en una gota de agua de mar pueden habitar un millón de microorganismos. Si comparamos (no, esta vez no con campos de fútbol) el área del océano con el de Asia quizá quede más claro. En el Océano, en la gran masa de agua que dividimos en 5 océanos, cabrían 8 “Asias”, 8 continentes donde habitan más de 4.000 millones de personas (el 60% de la población mundial) y que supone casi el 30% de la superficie terrestre emergida.
La cantidad de agua que alberga el océano se calcula en 1.300 millones de kilómetros cúbicos… cantidad de agua capaz de hundir Europa más de 130 metros de profundidad. Estamos hablando de una cantidad de agua que representa el 97% del agua total del planeta.
¿Has realizado alguna vez un crucero por grandes ríos como el Nilo o el Amazonas? Estos ríos llegan a superan los 5.000 km de longitud y en algunas zonas la distancia entre riberas es de más de 300 kilómetros. ¿Has visitado alguno de los grandes lagos del planeta como el lago Baikal, con más de 1.500 metros de profundidad máxima y más de 600 km de largo? Pues bien, todo ese agua dulce junta solo representa un 3% de la existente en nuestro planeta, el resto está en los 5 océanos.
Mauna Kea, la montaña más alta del planeta, con 6.000 metros bajo la superficie del mar. Imagen de Steve Grant
Otro factor más para explicar su inmensidad, especialmente su profundidad, son sus formaciones geológicas, escondidas e invisibles para nosotros, mucho más grandes que cualquiera que podamos encontrar en tierra firme. Dos ejemplos claros. El pico más alto del mundo no es el Everest, no, es el Mauna Kea, en Hawaii, con más de 10.000 metros de altura… y de los que solo vemos 4.000, el resto se pierde en el Pacífico. El cañón más profundo se encuentra en el océano y se conoce como Challenger Deep, en la fosas de las marianas, con 10,898 metros de profundidad, 6 veces más profundo que el Gran Cañón del Colorado.
Ahora piensa en los espacios en tierra firme donde la vida es posible. Desde grandes bosques, llanuras, sabanas a cuevas e incluso el subsuelo… piensa en cualquier área de tierra firme donde pueda existir la vida. Pues esa parte es solo el 1% del espacio habitable del planeta, el resto se encuentra en el océano, del que, por cierto, solo conocemos el 10%. Da vértigo pensar qué especies esconde ese otro 90% del espacio que no conocemos teniendo en cuenta que hasta hoy hemos catalogado 50 millones de especies en todo el planeta, en ese mínimo 10% del planeta. Cada año seguimos descubriendo nuevas especies animales tanto en el océano como en la tierra, ¡y nos falta aún por conocer la inmensa mayoría de nuestro planeta!
Hemiscyllium halmahera, el tiburón bambú descubierto en 2013
No hace mucho que cambiamos conceptos terroríficos asociados al océano por otros más relacionados con libertad, tranquilidad y paz salvo a las zonas abisales. A ellas sí ligamos todavía imágenes de estremecedoras criaturas por el hecho de no conocerlas lo suficiente... exactamente igual que hacíamos hace 2.000 años con las criaturas que habitaban mar abierto o incluso las aguas cercanas a la costa.
“El agua de mar cura todos los males del hombre” digo Eurípides sin saber absolutamente nada del océano, miles de años antes de que encontrásemos remedios médicos en corales, plantas o bacterias marinas. En una época en la que el Mediterráneo era todo el planeta conocido. ¿Qué diría ahora que empezamos a conocer el mar?